La corrupción nos perjudica a todos. Conduce a políticas públicas erróneas y al malgasto de recursos, socavando la confianza en la capacidad de los gobiernos para servir al interés público. Muchos de los indicadores de confianza muestran la complejidad de este problema. Por ejemplo el reciente barómetro de confianza de Edelman revela que solo el 30 % de los encuestados considera que el gobierno sirve a los intereses de todos. Estos resultados dan cuenta de los problemas vinculados a la corrupción y ponen de relieve una disfuncionalidad clave en materia de gobernanza que requiere un liderazgo proactivo y decisivo de los gobiernos.
Frente a esta realidad, los países miembros de la OCDE están respondiendo con medidas e instrumentos que ayudan a los gobiernos a mejorar la integridad pública. Basándose en sus buenas prácticas, el Consejo de la OCDE adoptó la Recomendación sobre Integridad Pública. Esta Recomendación establece un nuevo estándar para ayudar a prevenir la corrupción, a través de una estrategia holística para la integridad pública que hace énfasis en la implementación. A su vez, sus trece principios sirven como una hoja de ruta para hacer efectivo un cambio sostenible.
Sin embargo, un cambio real requiere indicaciones claras respecto a qué implica la implementación en la práctica. El Manual de la OCDE sobre Integridad Pública responde a esta necesidad, proporcionando orientación y guía a los funcionarios públicos y profesionales de la integridad, así como a las empresas, organizaciones de la sociedad civil e individuos. En el manual se explican los trece principios de la recomendación e identifican los desafíos que plantea su implementación.
Por ejemplo, el Manual provee orientación para optimizar la cooperación entre las entidades gubernamentales, así como para aumentar el intercambio y el aprendizaje entre los niveles de gobierno nacional y subnacional. Asimismo, con el objetivo de construir culturas de integridad en todo el gobierno y la sociedad, el Manual detalla los elementos básicos de un sistema de gestión de recursos humanos basado en el mérito, y explica cómo los líderes éticos, receptivos y confiables son cruciales para las culturas organizativas abiertas. También clarifica el rol del gobierno en brindar orientación a las empresas la sociedad civil y los ciudadanos en la defensa de los valores de la integridad pública. A su vez, en miras a mejorar la rendición de cuentas, el manual detalla cómo utilizar los procesos de gestión de riesgos para evaluar y gestionar los riesgos en materia de integridad, y destaca cómo utilizar el sistema de aplicación sanción de la ley para garantizar una verdadera rendición de cuentas respecto a las violaciones a la integridad. Además, se discuten medidas para fortalecer el proceso de formulación de políticas, involucrando a todas las partes interesadas, gestionando y previniendo conflictos de intereses, y garantizando la integridad y transparencia en el cabildeo y el financiamiento de los partidos políticos y las campañas electorales.
Fortalecer la integridad pública no es un objetivo en sí mismo, es el camino hacia mejores políticas públicas. El Manual de la OCDE sobre Integridad Pública nos ayudará a llegar a destino.
Angel Gurría
Secretario General de la OCDE